Nunca olvidaré ese gran día ni la sensación de al fin haber logrado un objetivo tan ansiado, que costó tanto conseguir.
Recuerdo esa tarde, hacía fresco y salí hacia comisaría, aún sin creerme del todo lo que estaba a punto de ocurrir.
La sensación en el vestuario ese día era diferente, ponerme el uniforme, el chaleco y el equipo, después de tantos años ese sueño era real, iba a salir a la calle como Policía, gracias a Dios lo estaba cumpliendo! Bajé por las escaleras y me encontré con mi compañero veterano, al que me habían presentado un par de días antes, cogimos las llaves de Z y nos dirigimos al garaje. Una vez allí encendemos el coche, los dispositivos eléctricos, me enseña los botones más importantes y arrancamos. Vamos hablando de nuestras cosas hasta que suena la emisora y entra el primer servicio! Encendemos los pirulos y vamos a toda pastilla al lugar de comisión, en ese momento parece que el tiempo se detiene, la adrenalina se siente más fuerte que en cualquier otro momento que pueda recordar. Llegamos al lugar, ya hay compañeros actuando y vamos a apoyar, recuerdo sentirme como una mochila en ese momento, pensando “pobre veterano, cargando conmigo que no tengo ni idea… vaya palo”, pero para mi sorpresa el grupo que me acoge son COMPAÑEROS con todas las letras, que desde el primer momento me recibieron como a uno más, y pude aprender muchísimo de ellos, tanto en lo profesional como en lo personal. Qué experiencia! Una vez solucionado subimos nuevamente al Z y le damos el “en servicio” a la Sala, deseando que pronto volvamos a ser requeridos para algún servicio. Termina el día y nuevamente en el vestuario pienso en todo lo vivido ese día y me siento como si fuera un crío de nuevo. Vuelvo al día siguiente ansioso por más acción y la tenemos… quizás en alguna otra ocasión cuente alguna anécdota. A los que os gusta esto os animo a esforzaros lo que sea necesario, jamás he vivido un compañerismo tan real y tan gratificante como en este bendito cuerpo, verdaderamente aquí entendí el significado de la palabra COMPAÑERO, y que privilegio tan grande poder cuidar la espalda de aquellos que me acompañan, y saber que tengo su confianza. La tranquilidad de saber que mi binomio está conmigo para lo que haga falta, y que de ser necesario los demás vendrán volando para protegernos entre todos y cumplir con el servicio encomendado. Es una experiencia única.
Posiblemente en el foro no haya mucha gente que le interese esto, pero recuerdo que antes de ser militar ya soñaba con ser Policía algún día y guardo un buen recuerdo de esta sección del foro, a la que leía bastante. Si alguno está en una situación parecida a la mía en aquellos tiempos, y encuentra algo de motivación en este post me doy por satisfecho! Ánimo y fuerza!
Recuerdo esa tarde, hacía fresco y salí hacia comisaría, aún sin creerme del todo lo que estaba a punto de ocurrir.
La sensación en el vestuario ese día era diferente, ponerme el uniforme, el chaleco y el equipo, después de tantos años ese sueño era real, iba a salir a la calle como Policía, gracias a Dios lo estaba cumpliendo! Bajé por las escaleras y me encontré con mi compañero veterano, al que me habían presentado un par de días antes, cogimos las llaves de Z y nos dirigimos al garaje. Una vez allí encendemos el coche, los dispositivos eléctricos, me enseña los botones más importantes y arrancamos. Vamos hablando de nuestras cosas hasta que suena la emisora y entra el primer servicio! Encendemos los pirulos y vamos a toda pastilla al lugar de comisión, en ese momento parece que el tiempo se detiene, la adrenalina se siente más fuerte que en cualquier otro momento que pueda recordar. Llegamos al lugar, ya hay compañeros actuando y vamos a apoyar, recuerdo sentirme como una mochila en ese momento, pensando “pobre veterano, cargando conmigo que no tengo ni idea… vaya palo”, pero para mi sorpresa el grupo que me acoge son COMPAÑEROS con todas las letras, que desde el primer momento me recibieron como a uno más, y pude aprender muchísimo de ellos, tanto en lo profesional como en lo personal. Qué experiencia! Una vez solucionado subimos nuevamente al Z y le damos el “en servicio” a la Sala, deseando que pronto volvamos a ser requeridos para algún servicio. Termina el día y nuevamente en el vestuario pienso en todo lo vivido ese día y me siento como si fuera un crío de nuevo. Vuelvo al día siguiente ansioso por más acción y la tenemos… quizás en alguna otra ocasión cuente alguna anécdota. A los que os gusta esto os animo a esforzaros lo que sea necesario, jamás he vivido un compañerismo tan real y tan gratificante como en este bendito cuerpo, verdaderamente aquí entendí el significado de la palabra COMPAÑERO, y que privilegio tan grande poder cuidar la espalda de aquellos que me acompañan, y saber que tengo su confianza. La tranquilidad de saber que mi binomio está conmigo para lo que haga falta, y que de ser necesario los demás vendrán volando para protegernos entre todos y cumplir con el servicio encomendado. Es una experiencia única.
Posiblemente en el foro no haya mucha gente que le interese esto, pero recuerdo que antes de ser militar ya soñaba con ser Policía algún día y guardo un buen recuerdo de esta sección del foro, a la que leía bastante. Si alguno está en una situación parecida a la mía en aquellos tiempos, y encuentra algo de motivación en este post me doy por satisfecho! Ánimo y fuerza!