CONTEXTO
El 1 de enero de 1860 tuvo lugar la batalla de los Castillejos, primera victoria española en suelo marroquí, en campo abierto, durante la primera guerra de África. En el transcurso de la misma se sucedieron numerosos actos
de heroísmo, como la carga de los húsares de la Princesa o el avance del general Prim contra el enemigo, enarbolando la Bandera, después de su famosa arenga.
Los orígenes de esta guerra se remontan a la década de 1840 a raíz de la ocupación, por los cabileños de Anyera,
de unos terrenos colindantes con la plaza de Ceuta, que ponían en peligro su defensa, y de unos ataques a la plaza de Melilla. Esto llevó a una tensión diplomática que casi acaba en guerra y que se intentó solucionar con el Convenio de Tánger en 1844 y el Convenio de Larache en 1845. Sin embargo, estas ciudades continuaron sufriendo ataques. Ante esta ofensa el Gobierno español exigió un resarcimiento que nunca llegó. La falta de respuesta satisfactoria por parte del sultán a las reclamaciones españolas por las agresiones motivó la declaración de guerra a Marruecos el 22 de octubre de 1859.
El objetivo a alcanzar era Tánger y para llevarlo a cabo se organizó un ejército expedicionario al mando del capitán general D.Leopoldo O'Donnell, presidente del Consejo de Ministros, compuesto por tres cuerpos de ejército , una división de reserva, otra de caballería y apoyo naval. Todo el conjunto sumaba unos 35.000 hombres.
La división de reserva estaba compuesta por dos escuadrones de caballería, cuatro batallones de infantería y dos baterías de artillería. La artillería contó con unas setenta piezas de reciente fabricación.
Después de los combates que tuvieron lugar durante el mes de diciembre de 1859, el día 1 de enero de 1860, la división de reserva al mando del general Prim, formando la vanguardia del ejército, tuvo la misión de ocupar el valle de los Castillejos y las alturas que lo dominaban, para despejar de enemigos el camino de la costa. Una vez alcanzado este objetivo, el general Prim ordena la ocupación de unas alturas situadas al oeste de la casa y desde donde el enemigo podía atacar fácilmente; tomadas estas lomas, los batallones se establecieron en defensiva.
ACCIÓN DE LOS ARTILLEROS
Sin embargo el enemigo se reagrupó y atacó las posiciones españolas defendidas por los cuatro batallones de infantería desplegados en línea. El ataque fue tan duro que estuvo apunto de romper las líneas defensivas, si no fuera porque el general Prim ordenó avanzar al 2º Batallón de Artillería del 5º Regimiento a Pie en auxilio del 1º Batallón de Infantería
del Regimiento Príncipe Nº 3, luchando cuerpo a cuerpo, a bayoneta calada, contra un enemigo muy superior en número.
Por tal actuación, la Bandera del 2º Batallón de Artillería del 5º Regimiento a Pie fue recompensada sobre el mismo campo de batalla con la corbata de San Fernando, la única que se concedió a una unidad en esta guerra.
Esa noche, durante el toque de oración, lo que quedaba del 2º Batallón adoptó la posición de «sobre el hombro» en recuerdo de los artilleros caídos en el combate de ese día. Esta acción fue imitada en los días sucesivos por las unidades de Artillería desplegadas para esta guerra y posteriormente se extendió al resto de unidades de artilleras de España, dando origen a la tradición en el Arma de Artillería, ininterrumpida desde entonces, de adoptar la posición de «sobre el hombro» durante el toque de oración, reconocida y regulada como tal en la Instrucción General 01/17 Ceremonias y actos militares en el Ejército de Tierra.
Porque como bien dice nuestro Himno:
"Marchemos unidos, marchemos dichosos
Seguros, contentos de nuestro valor
Y cuando luchando a morir lleguemos
Antes que rendidos, muertos con honor"
El 1 de enero de 1860 tuvo lugar la batalla de los Castillejos, primera victoria española en suelo marroquí, en campo abierto, durante la primera guerra de África. En el transcurso de la misma se sucedieron numerosos actos
de heroísmo, como la carga de los húsares de la Princesa o el avance del general Prim contra el enemigo, enarbolando la Bandera, después de su famosa arenga.
Los orígenes de esta guerra se remontan a la década de 1840 a raíz de la ocupación, por los cabileños de Anyera,
de unos terrenos colindantes con la plaza de Ceuta, que ponían en peligro su defensa, y de unos ataques a la plaza de Melilla. Esto llevó a una tensión diplomática que casi acaba en guerra y que se intentó solucionar con el Convenio de Tánger en 1844 y el Convenio de Larache en 1845. Sin embargo, estas ciudades continuaron sufriendo ataques. Ante esta ofensa el Gobierno español exigió un resarcimiento que nunca llegó. La falta de respuesta satisfactoria por parte del sultán a las reclamaciones españolas por las agresiones motivó la declaración de guerra a Marruecos el 22 de octubre de 1859.
El objetivo a alcanzar era Tánger y para llevarlo a cabo se organizó un ejército expedicionario al mando del capitán general D.Leopoldo O'Donnell, presidente del Consejo de Ministros, compuesto por tres cuerpos de ejército , una división de reserva, otra de caballería y apoyo naval. Todo el conjunto sumaba unos 35.000 hombres.
La división de reserva estaba compuesta por dos escuadrones de caballería, cuatro batallones de infantería y dos baterías de artillería. La artillería contó con unas setenta piezas de reciente fabricación.
Después de los combates que tuvieron lugar durante el mes de diciembre de 1859, el día 1 de enero de 1860, la división de reserva al mando del general Prim, formando la vanguardia del ejército, tuvo la misión de ocupar el valle de los Castillejos y las alturas que lo dominaban, para despejar de enemigos el camino de la costa. Una vez alcanzado este objetivo, el general Prim ordena la ocupación de unas alturas situadas al oeste de la casa y desde donde el enemigo podía atacar fácilmente; tomadas estas lomas, los batallones se establecieron en defensiva.
ACCIÓN DE LOS ARTILLEROS
Sin embargo el enemigo se reagrupó y atacó las posiciones españolas defendidas por los cuatro batallones de infantería desplegados en línea. El ataque fue tan duro que estuvo apunto de romper las líneas defensivas, si no fuera porque el general Prim ordenó avanzar al 2º Batallón de Artillería del 5º Regimiento a Pie en auxilio del 1º Batallón de Infantería
del Regimiento Príncipe Nº 3, luchando cuerpo a cuerpo, a bayoneta calada, contra un enemigo muy superior en número.
Por tal actuación, la Bandera del 2º Batallón de Artillería del 5º Regimiento a Pie fue recompensada sobre el mismo campo de batalla con la corbata de San Fernando, la única que se concedió a una unidad en esta guerra.
Esa noche, durante el toque de oración, lo que quedaba del 2º Batallón adoptó la posición de «sobre el hombro» en recuerdo de los artilleros caídos en el combate de ese día. Esta acción fue imitada en los días sucesivos por las unidades de Artillería desplegadas para esta guerra y posteriormente se extendió al resto de unidades de artilleras de España, dando origen a la tradición en el Arma de Artillería, ininterrumpida desde entonces, de adoptar la posición de «sobre el hombro» durante el toque de oración, reconocida y regulada como tal en la Instrucción General 01/17 Ceremonias y actos militares en el Ejército de Tierra.
Porque como bien dice nuestro Himno:
"Marchemos unidos, marchemos dichosos
Seguros, contentos de nuestro valor
Y cuando luchando a morir lleguemos
Antes que rendidos, muertos con honor"
